El
SARA controla el nivel de alerta o arousal, proporcionando la activación
necesaria para que funcionen adecuadamente todas las partes del cerebro.
Lesiones en este sistema o lesiones corticales difusas pueden alterar el nivel
de alerta, de tres formas: Coma, Estado Vegetativo y Estado de Mínima
Conciencia.
Coma,
Estado vegetativo y Estado de respuesta mínima
En
el estado de coma, el paciente permanece con los ojos cerrados y sin responder
ante estímulos. Este estado tiene una duración desde 1 hora hasta 4 semanas. A
partir de ahí, evoluciona hacia un estado vegetativo o a un estado de mínima
respuesta. En este estado pueden aparecer algunas respuestas en el paciente,
provocadas por reflejos de zonas conservadas del tronco cerebral (relacionados
con el movimiento de los ojos o la cabeza). Para que se considere que un
paciente ha salido de este estado debe haber apertura ocular y regulación del
ciclo sueño-vigilia.
El
estado vegetativo (coma vigil) es un estado de vigilia en el paciente abre los
ojos pero no presenta respuesta alguna hacia uno mismo o hacia lo que le rodea.
Solo aparecen respuestas motoras reflejas, sin intencionalidad por parte del
paciente. Recientemente, se ha sustituido este término por el de Síndrome o
Estado de Vigilia sin Respuesta. Este estado puede ser parcial o totalmente
reversible, o convertirse en persistente (tras un mes de evolución).
Las
posibilidades de recuperación disminuyen cuanto mayor es el tiempo transcurrido
desde la lesión. Si un paciente tras un daño cerebral traumático no muestra
respuesta tras un año de la lesión, se considera que el estado es permanente.
Este período se reduce a tres meses si el daño no es traumático. Para
diagnosticar este estado, hay que estar muy seguro de la ausencia de cualquier
tipo de respuesta voluntaria (seguimiento visual, respuesta a órdenes simples,
etc.).
El
estado de mínima respuesta o mínima conciencia es un estado de alteración grave
de la conciencia en el que existe una evidencia clara y replicable de respuesta
ante un estímulo. El paciente es incapaz de comunicarse verbalmente, pero puede
realizar seguimiento visual, controlar el parpadeo o presentar alguna otra
respuesta motora. Entre los criterios diagnósticos se encuentra la capacidad de
responder si/no de forma consistente mediante cualquiera de los movimientos
mencionados o cualquier otro gesto.
En este estado, el paciente puede presentar
episodios de risa o llanto coherentes con la estimulación presentada,
verbalizaciones, intención por alcanzar objetos u otros tipos de
intencionalidad. Para que se considere que el paciente ha salido de este estado,
éste debe ser capaz de realizar un uso funcional de objetos (no simple
manipulación) y/o comunicación interactiva, mediante lenguaje oral o de otra
forma alternativa.
Cualquiera
de estos estados requiere una respuesta asistencial continuada, especializada y
coordinada. Estos pacientes una vez que la evolución se considera estabilizada,
y se consigue la estabilidad médica, son dados de alta a su domicilio, o en
otros casos, derivados a centros hospitalarios de cuidados medios, o
paliativos. Estos afectados necesitan atención 24 horas al día, en el aseo, en
la alimentación, cambios posturales, etc.
Toda la carga suele recaer sobre los
familiares que, sin ser profesionales, tienen que aprender a cuidar. Además,
precisan de un tratamiento continuado de fisioterapia y de otras terapias, como
puede ser la logopedia o la neuropsicología; todas realizadas por profesionales
especialistas en atención a pacientes neurológicos para garantizar una
asistencia de calidad y que proporcione los resultados adecuados.

Tabla: Criterios diagnósticos de la Academia Americana de Neurología (Modificado de Giacino 2002)*
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Fuentes: FEDACE
Cuaderno nº13 ·Sídrome de vigilia sin respuesta y mínima conciencia.
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